Ulises eta Kalipso
Naufrago baten modura mantendu zen, egurrari helduta, egun
askotan zehar, baina egunsenti batean bere gorpu nekatua hondartza batera heldu
zen: Ogigia irlan zegoen, Calipso ninfaren uhartea. Berak ederki zaindu zuen
bere gonbidatua, bazkari hoberenak prestatuz, oherik erosoena eskainiz eta bere
konpainia paregabea ere, nozki. Egia esanda Ulises ezin zen kexatu, urteak
zeramatzan etxera bidean, baina bitartean ez zebilen guztiz gaizki
pasatzen...
Max Beckmann. Odiseo eta Kalipso |
—¡Laertíada del linaje
de Zeus! ¡Odiseo fecundo en ardides! Así, pues, deseas irte en seguida a tu
casa y a tu patria tierra? Sé, esto no obstante, dichoso. Pero si tu
inteligencia conociese los males que habrás de padecer fatalmente antes de
llegar a tu patria, te quedarás conmigo, custodiando esta morada, y fueras
inmortal, aunque estés deseoso de ver a tu esposa, de la que padeces soledad
todos los días. Yo me jacto de no serle inferior ni en el cuerpo ni en el
natural, que no pueden las mortales competir con las diosas ni por su cuerpo ni
por su belleza.
Respondióle el
ingenioso Odiseo:
—¡No te enojes
conmigo, veneranda deidad! Conozco muy bien que la prudente Penelope te es
inferior en belleza y en estatura; siendo ella mortal y tú inmortal y exenta de
la vejez. Esto no obstante, deseo y anhelo continuamente irme a mi casa y ver
lucir el día de mi vuelta. Y si alguno de los dioses quisiera aniquilarme en el
vinoso ponto, lo sufriré con el ánimo que llena mi pecho y tan paciente es para
los dolores; pues he padecido mucho así en el mar como en la guerra, y venga
este mal tras de los otros.
Así habló. Púsose el
sol y sobrevino la obscuridad. Retiráronse entonces a lo más hondo de la profunda
cueva; y allí muy juntos hallaron en el amor contentamiento.
Baina uste guztien kontra, Ulises
ez zegoen guztiz bakarrik Ogigia irlan: Atenea, bere jainkosa maitea, Olinpotik
bere egoera larria ondo ezagutzen zuen, eta bere aitarekin hitzegitea erabaki
zuen, gizon gixajo horri irtenbide bat bilatzeko asmoarekin.
Pero se me parte el
corazón a causa del prudente y desgraciado Odiseo, que, mucho tiempo ha, padece
penas lejos de los suyos, en una isla azotada por las olas, en el centro del
mar; isla poblada de árboles, en la cual tiene su mansión una diosa, la hija del
terrible Atlante de aquel que conoce todas las profundidades del ponto y
sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo. La hija de este
dios retiene al infortunado y afligido Odiseo, no cejando en su propósito de
embelesarlo con tiernas y seductoras palabras para que olvide a Itaca; mas
Odiseo, que está deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente
anhelos. ¿Y a ti, Zeus Olímpico? ¿No se te conmueve el corazón? ¿No te era
grato Odiseo cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por que así
te has airado contra él, Zeus?
Atenea, jakituriaren jainkosa |
Contestóle Zeus, que
amontona las nubes
—¡Hija mía! ¡Qué
palabras se te escaparon del cerco de los dientes? ¿ Cómo quieres que ponga en
olvido al divinal Odiseo, que por su inteligencia se señala sobre los demás
mortales y siempre ofreció muchos sacrificios a los inmortales dioses que
poseen el anchuroso cielo? Pero Poseidón, que ciñe la tierra, le guarda vivo y
constante rencor porque cegó al ciclope, al deiforme Polifemo; que es el más
fuerte de todos los ciclopes. Desde entonces Poseidón, que sacude la tierra, si
bien no intenta matar a Odiseo, hace que vaya errante lejos de su patria. Mas
¡ea! tratemos todos nosotros de la vuelta del mismo y del modo como haya de
llegar a su patria; y Poseidón depondrá la cólera, que no le fuera posible
contender, solo y contra la voluntad de los dioses, con los inmortales todos.
Respondióle en seguida
Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
—¡Padre nuestro,
cronida, el más excelso de los que imperan! Si les place a los bienaventurados
dioses que el prudente Odiseo vuelva a su casa, mandemos en seguida a Hermes,
el mensajero Argifontes, a la isla; y manifieste cuanto antes a la ninfa de
hermosas trenzas la verdadera resolución
que hemos tomado sobre la vuelta del paciente Odiseo, para que el héroe se
ponga en camino. Yo, en tanto, yéndome a Itaca, instigaré vivamente a su hijo y
le infundiré valor en el pecho para que llame al ágora a los melenudos aqueos,
y prohiba la entrada en su casa a todos los pretendientes, que de continuo le
degüellan muchísimas ovejas y flexípedes bueyes de retorcidos cuernos. Y le
llevaré después a la arenosa Pilos para que, preguntando y viendo si puede
adquirir noticias de su padre, consiga ganar honrosa fama entre los hombres.
Hermes, jainkoen mezularia |
Zeusek Hermes bidali zuen Ogigiara Calipsorekin berba
egiteko eta honek Ulises aske utzi behar zuela agindu zion. Era honetan, Itakako erregea itsasontzi
txiki batean helduko zen feazioen lurraldera, eta feazioek lagunduko zioten
bere azkenengo bidaia egiten: Horiek ziren Zeusen aginduak. Baina bidea ez zen
horren erraza izango: Poseidonek zerutik ikusi zuen Ulises gixajoa itsasontzian
sartuta eta Eolori haize bolada izugarriak sortzea eskatu zion, mesede
pertsonala…Berriz ere 20 egun eman zituen itsasoaren kontra borrokan, eta
oraingoan ere irabazi egin zuen.
El poderoso Poseidón
echando mano al tridente, congregó las nube, y turbó el mar; suscitó grandes
torbellinos de toda clase de vientos; cubrió de nubes la tierra y el ponto, y
la noche cayó del cielo. Soplaron a la vez el Euro, el Noto, el impetuoso
Céfiro y el Bóreas que, nacido en el éter, levanta grandes olas. Entonces
desfallecieron las rodillas y el corazón de Odiseo. Mucho tiempo permaneció
Odiseo sumergido, que no pudo salir a
flote inmediatamente por el gran ímpetu
de las olas y porque le pesaban los
vestidos que le había entregado la
divinal Calipso. Sobrenadó, por fin, despidiendo de la boca el agua amarga que
asimismo le corría de la cabeza en sonoros chorros. Mas aunque fatigado, no
perdía de vista la balsa; sino que, moviéndose con vigor por entre las olas, la
asió y se sentó en medio de ella para evitar la muerte.
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